En apenas 11 años, desde su incorporación en 1956, en México, al grupo de futuros expedicionarios del Granma comandados por Fidel Castro, el Che desarrolló cualidades que le permitieron legar a las venideras generaciones su maestría como jefe militar revolucionario y un riguroso pensamiento ético y político, con el cual fue consecuente hasta el último momento de su vida.

Cuatro décadas después el panorama mundial ha cambiado, pero solo para confirmar, con irrefutable fuerza, la justeza de sus concepciones antiimperialistas, la existencia de diversas vías para construir el socialismo y la urgencia de avanzar en la formación de un hombre con virtudes que lo capaciten para enfrentar los gigantescos retos planteados a la sociedad.

Ello explica la multiplicación de su imagen en todos los escenarios del mundo donde multitudes, diferentes por sus orígenes, procedencias geográficas, culturas y credos religiosos, manifiestan reclamos de justicia o expresan sus condenas a los centros de poder liderados, apoyados o promovidos por el imperio norteamericano.

Las políticas de hegemonía universal de la Casa Blanca confirman cada día la precisión de aquella sencilla afirmación del Che cuando dijo, con expresión pícara, que “al imperialismo no se le puede permitir ni tantito así “.

Esa actitud unida, vigilante, de intransigencia y rebeldía a la cual llamó entonces, es el único recurso que tienen hoy los millones de explotados, hambrientos, discriminados y marginados del planeta para enfrentar el saqueo de sus riquezas, de chantaje, amenazas y agresiones con que Washington pretende dominar el planeta.

En La Higuera enterraron su cadáver con la inútil pretensión de desaparecer su ejemplo, ignorantes acerca del valor y la persistencia de las ideas cuando son justas y reflejan los intereses más legítimos de las grandes mayorías desposeídas.

La figura del Guerrillero Heroico, satanizada por los ideólogos del neoliberalismo, crece indetenible en la medida que aumenta la urgencia de luchar por un nuevo orden internacional más justo y equitativo en el cual desaparezca la filosofía del despojo entronizada por los poderosos.

La figura del Che seguirá combatiendo con el valor de sus ideas. Como dijo el líder de la Revolución en la velada solemne por su caída: “Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió. Y algo que debe decirse un día como hoy es que los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che, tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de pensamiento, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal.”

Agencia Cubana de Noticias